Es el año 1920. El mundo está en medio de una gran crisis y  tú estás en un pequeño país independiente en la costa del Mar Negro, conocido como el Reino de Chop. La cálida brisa del Mar Negro y un suelo fértil bendicen al país con cosechas abundantes, y la nación está cubierta de campos de olivos y caras sonrientes. La gente calmadamente araba sus  campos, compartía su comida y vivía una vida llena de sonrisas, dichosamente ignorante de armas mortales que podían ser usadas para herir a sus enemigos. Creían que no había razón para saber de ellas.

Pero de repente fueron atacados por un país vecino, la República de la Máscara de Hierro. Esta república, unificada por el victorioso rey militar, Jacob, tenía riquezas y fuerza militar, con las que Jacob planeaba dominar al mundo. El reino de Chop fue invadido, completamente incapaz de defenderse contra el poderío militar de la república, su cruel estrategia impulsada por su capacidad tecnológica y su abrumante poder militar.

La ocupación militar no trajo al país sino destrucción y saqueo. Las ciudades fueron destruidas y fábricas y bases militares fueron construidas, una tras otra, donde los campos de oliva solían estar. Los ciudadanos vivían en el caos y la humillación. Pero aún estando cubiertos de mugre, humo y polución; el pueblo  no podía olvidar los hermosos bosques, la cálida brisa, o la impresionante vista de las olas.

Cuando los cielos por fin respondieron las oraciones del pueblo oprimido, apareció una figura hecha de hierro desde la lejana tierra del fuego.

¡Sangre hirviente recorre su cuerpo de hierro!
¡Los villanos no escaparán!
¡Sí, es metal, con el poder del acero!
¡Súper Hierro! Súper Hierro!
¡Ironclad está aquí!